Powered By Blogger

domingo, 22 de junio de 2008

La barrera del odio


El odio es una enredadera apretada que crece por nuestras almas, aprisionando lo que nos queda de humanidad bajo hilos de ideas sadomasoquistas. "Te odio" repites una y otra vez contra el viento, como si eso fuese a aliviar algo que pesa de por sí sólo. "Te odio", sabes que la frase lo hace crecer en tu interior, pero el gusto de odiar es tentador. "Te odio" dices disimulando el olor a pecado que emana de tu aliento al repetirlo. "¡Te odio!" gritas, odiando más que cuando empezaste a decirlo. "¡¡TE ODIO, HIJO DE PUTA!!"...es como la sal de una costra vieja que se sale de su orbita, perdiéndose en la multitud, más adentro, ya no la ves, ya no está. Tu odio se ha fugado, pero sigue ahí, buscando venganza.

Mis cabellos caidos


No importa que suceda, siempre acabo acurrucada en la soledad sacándome los pelos de la cabeza, como un pájaro enjaulado se saca las plumas. Miro en rededor viendo con repugnancia las finas líneas de la peste que emana la mierda que me rodea, mientras los mechones caen de mis manos. El mundo se torna tan redondo que las calles se desprenden de sus ejes, y los pelos gruesos y negros pegándose a mis dedos con sus esponjosas cabecitas blancas. Tanto ojo abierto ciego con tanta lengua floja expulsada de tanta cabeza desbordada de pensamientos insulsos, arraigados sólo a los temas que conciernen a su pequeño círculo de desecho social; y los mechones saliendo en un doloroso rechinar.

Como una epifanía se aparecieron ante mis ojos, entre los pelos arrancados de mi nuca, las dos maneras de tener poder, únicas he irremplazables.

Una de las maneras se develaba como una boca abierta, húmeda y voraz, el más insaciable rescoldo de un monte ahuecado, recubierto de un pastizal duro y enroscado. “Un pendejo tira más que una yunta de bueyes.” Sí, puedes dominar tanto sólo con usar aquella boca desprovista del don del habla. Sin embrago, y esto tenlo retenido en tu memoria, el tiempo destroza lo que el tiempo construye. Una boca que sólo traga algún día vomitará, luego envejecerá y yacerá en su soledad de labios fríos y secos, votando el destello de las carnes que le quedaban. Y si vomita antes hará perder toda la conciencia de su portadora en una verborrea, la cual, en realidad, no dirá nada que valga la pena escuchar.

El otro método abarca a una boca superior, aquella de labios henchidos de conocimiento, reventándose en descarnadas poluciones esporádicas, repletas de ideas. Sin embargo este método de obtener el poder envuelve a la filosofía, la cual siempre da vueltas en su mismo eje, una y otra vez, llevando a la locura a su portador. La costumbre de ver a estos labios moverse hace que los escuchen cuando ya ha pasado tiempo, cuando la locura se ha gestado, abarrotada entre los dientes del individuo. Es triste ver que no escuchan hasta que sale sangre, para que luego se quejen de que esta es muy roja.

Obviamente es más fácil para los hombres utilizar el último método, pues a las mujeres no se les maneja tan fácilmente con falo, y también es bastante obvio que, para las féminas, lo más cómodo es utilizar el primero. Compruébenlo viendo destellos de la historia: siempre los hombres son destacados por sus mentes (Poe, Mozart, Einstein), mientras que las mujeres lo son por su belleza (Monroe, Taylor, Helena) o alguna cualidad genital (Virgen María).Los cabellos sé caen, los veo irse en cámara lenta, como quien ve morir a su propia madre. Sé van arrastrándose mis ideas…hasta Dios se va con ellos. En el suelo desaparecen.